jueves, 19 de noviembre de 2015

CAMPAMENTO JUVENIL. EL CUCO, SAN MIGUEL PLAYAS. JUAN BUENO

CAMPAMENTO JUVENIL.PLAYA EL CUCO, SAN MIGUEL. ENERO 1974. GARITA PALMERA, AHUACHAPÁN. 1971 La pesca milagrosa. Aparecieron en el campamento, viniendo de la playa, Fidel Molina, Carlos Garay, con un pez boca colorada de 1 metro de largo que habían acabado de pescar milagrosamente en las olas del océano. Digo milagrosamente porque no eran pescadores profesionales, sino turistas ocasionales y tiraron el anzuelo. Comimos todo el campamento pescado. En sopa y frito. Edilberto Arévalo, Luis Panameño, Jeremías Bolaños, Juan Bueno, Raúl Durán, Roberto Espinosa asistían a la actividad Se rentó un bus que salió del Centro Evangelístico. 2ª av. Nte. 1617, San Salvador. La actividad organizada por Jeremías Bolaños, presidente de San Salvador de los jóvenes Embajadores de Cristo. Éramos unas 60 gentes en el campamento de dos días. En la noche predicaba Juan Bueno. Glen daba clases en la mañana. ORACIÓN CON LAS ESTRELLAS. HITOS DE MI VIDA. Mientras Juan Bueno ministraba a los jóvenes en la reunión de la noche; me fui a la playa a orar. Playa larga y el cielo plagado de estrellas. El ruido ensordecedor de las olas y la reventazón de olas. El mar parecía salirse de sus límites. Yo buscaba a Dios en oración para orientación de mi futuro. Soltero de 23 años. Hacía dos años había renunciado a mi trabajo de contador con Time Life y Reades’ Digest en San Salvador, para dedicarme a la Predicación del Evangelio de Jesucristo con Las Asambleas de Dios. Había tenido mi primera experiencia pastoral y fundador en Tonacatepeque. ¿Qué será de mi futuro?, le pregunté a Dios en mi oración. ¿Hacia dónde va mi destino? A lo lejos de la playa se oía el aplaudir de las manos. Oraciones elevadas, Lloros, quejidos y alabanzas se entrelazaban en el grupo de oración. Todos ellos buscaban a Dios. Dormíamos en hamacas, debajo de los árboles, en enramadas de palmas de cocos. La arena limpia acariciaba nuestros pies. Las estrellas y la playa son testigos de mi oración. Regresé alegre, gozoso y animado del campamento. Prediqué 1 año en Ayutexpepeque, 13 años en Colonia España, Mejicanos; 12 años supervisando Santa Ana, La Paz, San Vicente, Cuscatlán y Cabañas. 5 años con Educación Cristiana en el Templo Cristiano de San Salvador, 10 años en un ministerio itinerante compartiendo la escuela de la vida. Las estrellas y la playa todavía están allí y lo estarán por siglos. Yo sigo mi rumbo definido por Dios. ¡Hacia la eternidad. BAUTISMOS EN EL ESPÍRITU SANTO EN CAMPAMENTO JUVENIL Fuimos al campamento en Garita Palmera. Estuvo muy bendecido. Varios recibieron la promesa y hablaron en otras lenguas. Estuve a punto de recibirla. Salimos agosto 3. Llegamos a las siete y media de la noche. Estaban carretas esperándonos para llevar las maletas. Nosotros nos fuimos a pie. Salimos a la playa bien mojados pues se vino una tormenta fuerte. Caminamos y caminamos por la playa; parecía que nunca llegaríamos. Alguien gritó: ¡debemos orar! Y allí en la playa, bien mojados, oramos de rodillas. Pedíamos se calmara el agua. Podíamos vernos los rostros unos con otros sólo cuando un Rayo caía y alumbraba la playa y a todos los hermanos. Empezamos a sentir la presencia del Señor en una forma maravillosa desde la primera oración. Luego seguimos caminando. Ya El frío se dejaba sentir. Mis dientes sonaban como maracas por el frío. Mis zapatos llenos de Agua. Alguien dijo: ¡aquí es! ¡Qué descanso! Las maletas ya se encontraban allí pero mojadas. Mi hamaca se mojó por lo que tuve que dormir en la arena. Llegaron los otros hermanos Que venían detrás de nosotros y como pudimos amanecimos. A pesar de todo no sentimos rendimiento. Hicimos el culto matutino en la playa a las seis De la mañana. Desayunamos. Después las clases: Relaciones Humanas, Espíritu Santo, Noviazgo Cristiano, Sexo, etc. Por la tarde nos quedaba libre para bañar, jugar fútbol, ir a Navegar o dormir. Sinceramente yo creí que el Espíritu Santo no se iba a manifestar al ver La alegría juvenil, pero fue al contrario. ¡Qué bendición! En el culto de la noche comenzó a Dirigir Tenorio y él llegó un momento cuando ya no pudo seguir hablando pues cayó ir- rodillado ungido de la presencia del Señor. De ahí para allá el Espíritu Santo tomó el tiempo y comenzó a bautizar a los jóvenes. Era un día de pentecostés. Me imagino como cuando los apóstoles recibieron esta bendición en el Aposento Alto según Hechos 2. Unos lloraban, otros gritaban de alegría. Algunos quedaron en la presencia del Señor tirados en la arena. Todo era alabanza y adoración. Nos dormimos esa noche a las 12 ó 1 de la mañana. Fue una noche gloriosa parecía como que fuéramos locos en aquella gritería. Dice la Biblia que las cosas de Dios son locura a los que se pierden. En las dos noches siguientes el Señor siguió manifestándose en una forma maravillosa. La última noche fue la fogata: se hizo un fogón y todos los campistas estabamos alrededor. Cada uno pasó a dejar un pedazo de madera en señal de que nos queríamos consagrar a Dios. El fuego representaba el Espíritu Santo quemando nuestras vidas. El sábado regresamos con las maletas en las carretas y nosotros por la playa. Realmente fue algo maravilloso ver cuántos jóvenes (iban dos buses) no hablaban de otra cosa si no era del poder de Dios. El domingo por la mañana fue una gran sorpresa cuando estábamos todos en el devocional en el Centro Evangelístico. El culto se desarrolló lo normal sintiéndose la dosis especial que los jóvenes tenían el poder de Dios. Cuando el predicador, Hermano Cristóbal Ramírez, iba a comenzar la introducción de su sermón muchos jóvenes comenzaron a bajar del balcón y se iban a orar al Aposento Alto, cuarto especial para orar. A Medida que iban llegando al Aposento Alto, se iba oyendo aquella bulla. El Predicador dijo: “. . .realmente yo no soy quien va a impedir la bendición de Dios, ya no sigo el mensaje y los que quieren ir a orar con los jóvenes, vayan. . .” Hasta allí llegó el Culto Devocional y algunos se levantaron para orar en el Aposento Alto y otros se fueron al altar. Muchos recibieron el poder de Dios y hablaron en otras lenguas según el Espíritu Santo les daba que hablasen. Pasaron varias horas y la gente orando. Muchos salieron sin poder hablar pues se enronquecieron. ¡Dios Guardado Garita Palmera-Playas- Ahuachapán. 1971 http://anecdotariodevida2.blogspot.com/2015/07/campamentos-juveniles-el-cucuo-y-garita.html http://pentecosteselsalvador.blogspot.com/search?updated-max=2015-01-30T09:51:00-08:00&max-results=7

sábado, 14 de noviembre de 2015

PEDRO y LAILA VIAUD- . MISIONEROS PARA EL MUNDO

FE SOBRE RUEDAS
INTRODUCCIÓN Corría el año 1973. La situación política y económica en El Salvador no era muy prometedora. Había inconformidad, manifestaciones de descontento contra el gobierno y el sistema, secuestros, abusos y rumores de guerra. En la universidad nacional, donde yo estudiaba, había también inestabilidad, más que en ninguna otra parte. Sin embargo, esta problemática política y social no me afectaba personalmente. Más bien, era algo en mi interior que me preocupaba. Tenía 22 años de edad y no quería seguir la corriente; no quería ser un producto de la generación en que vivía ni adoptar sus ideales. Comprendía, que vivía en un mundo injusto, pero también entendía, que no podía combatir la injusticia con más injusticia. Contra el odio no había salida. Creo, que me sentía como “Ismael” de la obra literaria Moby Dick; un personaje que no encontraba nada atractivo sobre tierra firme, por lo que decide embarcarse a la aventura. De igual manera, tuve la suerte de embarcarme en un crucero llamado “Sun Viking” de la Royal Caribean Cruise Line. No iba a la casería de ballenas, sino que mas bien se trataba de un trabajo que consistía en que los pasajeros aburridos se sintieran mejor, viviendo en un ambiente más limpio. Pero la vida resultó aún más monótona, sin ninguna finalidad. Sobre todo, me parecía una vida encaminada irremediablemente a la derrota, porque se trataba únicamente de trabajar para seguir existiendo. Lo peor de todo, es que estos cruceros no iban al destino que tanto deseaba conocer — como Europa. Había visto tantas fotografías del viejo continente que me sentía fuertemente atraído a su historia, su paisaje, su gente, su cultura … y fue así, que hasta octubre de 1973 mi sueño se hizo realidad. Volé a Luxemburgo acompañado de dos amigos y… ahí estábamos; sí, allí estábamos en un mundo nuevo y desconocido. Era el comienzo de una aventura, no tenía dinero para regresar en caso de que las circunstancias se volvieran hostiles, pero precisamente en eso consistía la aventura, en que yo mismo me había impuesto “los límites”. ¿Cuál era el objetivo de todo ello? En aquel momento no hubiera podido expresarlo. Para que nuestro sentir se vuelva pensamiento y cobre forma, se necesita de tiempo. Ahora comprendo, que en parte lo que quería era probarme a mí mismo, quién era yo individualmente, sin aquel fundamento de protección y amor que me habían dado mis padres. ¿Cuál era mi identidad? ¿De qué clase de material estaba hecho? ¿Era bueno, o era malo? ¿Podría desenvolverme por mi propia cuenta? ¿Qué sucedería si se me terminaba el dinero? Sobre todo, una gran pregunta: Si Dios existía, ¿sería lo suficientemente personal como para ayudarme? Después de un mes la novedad había pasado. Con mis amigos estudiábamos un curso intensivo de italiano en Roma, tres horas diarias. Me sentía defraudado, porque descubrí que esa realidad y rutina de la vida es la misma en todas partes, y eso me impactó como nunca antes. A pesar que la economía de Italia era mejor, la gente no parecía ser más feliz. Descubrí, que no había nada que descubrir. Sin embargo, había un aspecto casi imperceptible, mientras caminaba hacía la universidad, alguien se me acercó y comenzó a hablarme de Jesús. Apenas recuerdo la conversación. Lo que sí recuerdo es haberle dicho que no estaba de acuerdo con la religión, porque era incoherente. Tantas riquezas en el Vaticano y tanta pobreza en el mundo. Conversé entonces con este joven, Mike, que había sido un gran drogadicto. Los doctores le habían diagnosticado invalidez y él me contó cómo Jesús le había sanado y cambiado su vida. Después de ello, me presentó a tres hermanas escandinavas: Eija, Britt-Marie y Gunilla. Entonces vi en sus ojos una luz diferente, como algo que nunca antes había visto. Era una luz que me hacía sentir que ellos tenían la Verdad y pensé: “Daría cualquier cosa por tener lo que ellos poseen”. Mike, me había contado, que estaba viviendo en una Iglesia Cristiana Evangélica, dirigida por el Pastor Luciano Crociani, y que se preparaban para levantar una carpa en la cual iban a predicar. A pesar que ese primer encuentro me impactó, en las 2 semanas siguientes no experimenté ninguna novedad, hasta que un día vi un tratado cristiano, que alguien había dejado en una ventana del comedor universitario. Era la misma dirección de la Iglesia, y entonces me di cuenta que habían regresado. Pienso que fue el Espíritu de Dios quien había puesto tal convicción sobre mí, pues, me atemorizaba encontrarme con estos “Jesús Freaks.” Comencé a sentir que Jesús quería hacer de mí un discípulo suyo. Desde la edad de 17 años, había pensado muchas veces, que si hubiera vivido en el tiempo de Cristo, me hubiera sentido fuertemente atraído a seguirle como uno de sus discípulos, porque veía, que siguiéndole la vida tenía sentido. Su amor, su ejemplo, sus milagros, sus enseñanzas… todo ello ejercía una atracción fascinante sobre mí, pero también creía, que Jesús era solamente un gran personaje que había vivido hace 2000 años. Sí, creía que había resucitado, pero, todo eso… ¿De qué servía, si se había ido al cielo? y nos dejaba igual a como estábamos antes. En realidad, creo que no había visto un ejemplo auténtico de alguien, que viviera exclusivamente para Él, excepto en un par de casos: un compañero de universidad y un marinero del barco. Fueron casos aislados, que me hicieron reflexionar hasta cierto punto, pero… esta vez, era diferente, se trataba de un desafío. Había efectivamente gente, que seguía a Jesús en pleno siglo XX. Gente que habían dejado todo para ir por el mundo a evangelizar. Personas que vivía por fe. Así que cada encuentro con estos jóvenes provocaba, que me sintiera cada vez bajo mayor convicción y temor. No había venido a Europa para dejarlo todo. No era algo honorable ir a vivir en tiendas de campaña en pleno Roma. Además, dentro del ambiente universitario, estos jóvenes eran considerados espías de la CIA (Servicio de Inteligencia Americano), que venían a ver si había armas en “La Casa dello Studente.” Los habían humillado, golpeado, amenazado, y claro, por toda esta mala fama que tenían no quería identificarme con ellos. Había hecho amigos italianos comunistas, que me tenían en alta estima, solo por ser Latino Americano. Creían que yo era como el “Che Guevara”, su ídolo. Ellos nunca hubieran podido aceptar mi asociación con los jóvenes cristianos de la carpa. Incluso, me habían invitado a viajar con ellos a las montañas, adonde ansiaba conocer la nieve. La única vez que la había visto era en el Popocatepel (México), pero no era una nieve fresca. Por tanto, tenía que pensarlo bien, después de todo, se trataba de una decisión que iba a afectar el resto de mi vida. Así que había un gran conflicto en mí. Sabía, que mi entrega a Cristo debía ser por el resto de mi vida, que sería algo incondicional, que si ponía mi mano en el arado y luego miraba hacia atrás, no podría ser digno del Reino de Dios. El Señor tuvo misericordia de mí, ya que muchas veces es a través de las contradicciones, que recibimos luz para entender y hacer su voluntad. He aquí lo que sucedió: Había pedido una señal, y claro, una señal puede ser algo peligroso. Resulta — un día me di cuenta de que me habían robado todos mis documentos de identidad, comenzando por el pasaporte junto con todo mi dinero. De alguna manera lo entendí, y sólo yo lo podía comprender, que esta señal, que había pedido se trataba de la identidad. Dios me iba a dar otra identidad. El Señor me iba a adoptar en su familia como un hijo legítimo. Ya no iba a ser yo quien vivía, sino iba a ser Cristo quien iba a vivir en mí. En cuanto a los documentos, tuve que hacer una demanda a la policía, declarando todo lo que había perdido. Ya que me había inscrito en la embajada de El Salvador en Roma — entonces, con una copia de la demanda me dieron un pasaporte nuevo. Sin embargo, unos días después de haber recibido mi pasaporte, llegaron por correo a la embajada, mi pasaporte viejo, con todos los demás documentos. Lo que habría sucedido, fue que el ladrón, o quién lo encontró, los había metido en uno de los muchos buzones de correo que hay en Roma. Esta es una costumbre, sobre todo entre los gitanos, ya que si la policía los llegara a encontrar con documentos ajenos, los encarcelarían para investigarlos. A pesar que los documentos van sueltos, es decir, no van en un sobre, eventualmente llegan a las respectivas embajadas, si son de extranjeros, o directamente a la dirección de sus propietarios. Me admiré de “la ética del ladrón” , por así decirlo, ya que cuando perdemos cualquier documento de identidad, toma mucho tiempo en diferentes oficinas y esfuerzo, para recobrarlos. Y retomando lo anterior, nuestra verdadera identidad es invisible, es espíritu y es alma. Esto es lo que constituye nuestro verdadero ser, y mientras Dios no nos adopte como sus hijos, vamos a tener una crisis de identidad. Nuestra necesidad más grande consiste en saber que tenemos un Padre amoroso, y que su amor hacia nosotros es incondicional. Este vacío puede ser satisfecho, sólo cuando voluntariamente le pidamos que nos adopte, y al hacerlo, comprendamos también que debemos vivir agradándole. Al terminar mis declaraciones, decidí visitar el campamento cristiano, ubicado en la Vía Cristóforo Colombo (Roma). Había un predicador llamado Bill Lowery, quien estaba impartiendo un mensaje con potencia, unción y autoridad, no como un religioso, sino como alguien que ha experimentado el poder de Dios en su propia vida. El mensaje consistía en la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, y cómo esa historia se compara a nosotros, como esclavos del pecado. Explicó, que solamente Jesús puede liberarnos, tal cual se lee en el Nuevo Testamento de la palabra de Dios: “Si guardáis mis mandamientos seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:31,32). Fue esa noche que me convertí, el 27 de Diciembre de 1974. Nueve días más tarde, fui aceptado en el grupo, que en aquel entonces consistía de unos 100 miembros, casi todos ellos eran muy jóvenes. Allí conocí a la que ahora es mi esposa, Laila, quien hacía 6 meses se había incorporado a la misión en Suecia. Eso fue cuando el Ministerio “Cristo es la Respuesta” levantó la carpa en Gotenburgo. Era la primera vez que la levantaron en Europa. Por la gracia de Dios, Laila y yo estamos felizmente casados. Como dice el proverbio: “El que haya esposa haya un bien y ha encontrado el favor de Jehová.” Tenemos 5 hijos y varios nietos, y han pasado más de 30 años después de mi conversión. Tendría muchos libros que escribir de victorias y derrotas, tristezas y alegrías. Ciertamente, ha sido una vida abundante, y he estado en muchos países. No podría decir exactamente, porque me sentí inclinado a escribir nuestras experiencias en Rusia. Quizá haya sido, porque en mis primeros diez años de discípulo, creía saber mucho, y sobre todo, cómo obtener de Dios lo que deseaba. Todo era como blanco y negro, y sin embargo, en estos últimos años comienzo a entender, que es muy poco lo que sé, ya que nuestro Dios es un Dios impredecible, en un buen sentido de la palabra, y también en el mal sentido de la palabra, si vemos las cosas solamente bajo el punto de vista de conveniencia y subjetividad personal. La experiencia en Rusia ha sido muy dura, y no he podido hacer conclusiones definitivas. Me consuela saber, que el último capítulo de la evangelización del pueblo ruso, aún no ha sido escrito, pero sí creo, que va a ser un capítulo victorioso, porque nuestro Dios es un Dios Invencible, aunque a veces parece que salimos perdiendo — pero en realidad, Él esta haciendo algo, para llevarnos de victoria en victoria. Nuestras derrotas son sus victorias, porque sólo así aprendemos a ser más humildes. Dietrich Bonhofer dijo: “Si Dios pudiera ser demostrado, sería un ídolo”. Ciertamente, aunque hubiéramos caminado muy cerca de Él por muchos años, y por mucho que nos haya revelado, siempre habrían aspectos de su Persona, que continuarían encubiertos. Digo esto, porque me causa enojo cuando alguien viene con una actitud de superioridad, tratando de desmenuzar los misterios de Dios, sugiriéndome poner a un lado todo lo que hasta hoy he aprendido, y luego ni él mismo sabe de qué está hablando. Dios, es un Dios personal. Personal con cada uno de nosotros. Mi deseo es que con este libro, Dios pueda mostrarte algo personalmente, ya que viendo mi experiencia y los principios que he descubierto, podrías aplicarlo de una manera muy distinta de la que yo me podría imaginar. Nos volveremos a ver, porque el último capítulo de la evangelización de Rusia, aún no ha sido escrito. Quisiera aclarar, que éste libro no está escrito con la intención de atacar a nuestros hermanos ni ofender sus sentimientos, sino mas bien, es el hecho de sensibilizarnos a lo que un misionero puede sentir en un país extranjero, y quiere hacer algo por el beneficio de su prójimo. PARTE I ¿HALLARA FE EL SEÑOR, AL REGRESAR A LA TIERRA? Esta es una pregunta, que no tiene respuesta en las Escrituras mismas. Es como cuando le preguntaron a Jesús cuándo regresaría, y él respondió, “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36). Podemos hacer toda clase de estudios y especulaciones, pero lo que a Dios le interesa sobre todo, no es que lleguemos a “descubrir” algo relacionado con en el libro de Daniel y de Apocalipsis (aún siendo provechoso) ,sino en la formación de nuestro carácter, para que se asemeje al de Cristo. Cuando esto suceda, estaremos preparados para encontrarle, y así en la Eternidad poder gozarnos a un nivel semejante al suyo en su Reino. El objetivo de este libro es el de examinarnos a nosotros mismos minuciosamente, para saber si estamos en la fe, pues, el carácter de la pregunta debería hacernos despertar y preguntarnos: ¿Qué es fe? ¿Estamos o no, viviendo por fe? Ya que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). I Capitulo 1. ¿Qué es la fe? Si hemos asistido regularmente a la escuela bíblica, será muy fácil contestar esa pregunta recordando el versículo de (Hebreos 11:1), que dice: “Es pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Pero leer el pasaje no es suficiente, porque esta escritura se limita a darnos la información en cuanto a la fe, puesto que la revelación contenida, solamente Dios nos la puede proporcionar. Por tanto, tendremos una revelación de lo que es fe, cuando hayamos experimentado en nuestra propia vida el poder de Dios de una manera personal. La revelación podemos obtenerla como un resultado de nuestra obediencia, dependiendo solamente de Él, sobre todo cuando las circunstancias son adversas, y habiendo determinado en nuestros corazones una confianza incondicional y absoluta en Él. Pensar que leer este libro aumentará tu fe de manera automática, sería como confiar en aprender un idioma simplemente estudiando la gramática. Aunque conozcamos todas las reglas de la sintaxis y la conjugación de los verbos, nuestro conocimiento teórico no tendrá ninguna vida hasta que comencemos a comunicarnos en esa nueva lengua. Hay idiomas muy difíciles de aprender, pero no deja de sorprendernos, ver a niños pequeños hablando su lengua nativa, de una manera tan fluida sin haber asistido a la escuela para aprenderlo. Ahora, es sabido, que no existe una escuela visible para aprender a desarrollar nuestra fe. Pero si tenemos a grandes hombres, como: Noé, Abraham, Moisés y el apóstol Pablo que desarrollaron una fe a través de sus vidas en obediencia al Señor. Creo, que no existe una fórmula o un procedimiento especial por el cual podamos aumentar nuestra fe. Si consistiera en seguir instrucciones, como; reparar el motor de un auto, construir puentes o manejar un tractor, el mundo estaría lleno de hombres de fe, porque estos procedimientos son atractivos, y al final de nuestros esfuerzos, nos sentimos “satisfechos” de nosotros mismos, porque “logramos armar el rompecabezas”. Más la fe de la Biblia no funciona así. La Fe tampoco consiste en no razonar, “dejar todo en las manos de Dios”. Es necesario poner de nuestra parte, estudiando su palabra de todo corazón, pues, la fe se obtiene, y se aumenta recibiéndola diariamente. Sin Fe, estamos totalmente desprotegidos contra el adversario. En (Efesios 6:16) el apóstol Pablo, indica con absoluta claridad que la fe es parte vital de la armadura de Dios, 16 “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. Por esta razón, Jesús en sus oraciones pedía que no le faltara la fe a los discípulos. El sabía, que era lo más importante, para poder resistir toda adversidad, y poder llevar a cabo la obra de evangelización.